
Al menos dos manifestantes han fallecido este viernes en la ola de violencia desatada en Egipto tras la catástrofe de Port-Said.
Los manifestantes han muerto asfixiados por los gases lacrimógenos con los que la Policía trata de disuadir a los manifestantes que, piedras y palos en mano, piden que los militares abandonen el poder. Los enfrentamientos tienen lugar cerca del ministerio del Interior.
A estas nuevas bajas hay que sumar la de un soldado que ha sucumbido este viernes a las heridas sufridas la víspera, y la de otras tres personas muertas el jueves. Fuentes gubernamentales cifran en cerca de 1.500 los heridos registrados desde el jueves.
Fuente: euronews.net
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