
Su origen es todavía un misterio. Un equipo internacional de investigadores, en su mayoría expertos de universidades chinas, encontraron los fósiles de tres especímenes completos y otros treinta parciales de esta criatura, de nombre científico Diania cactiformis, en el sudoeste de China. Nunca habían visto nada semejante. Los investigadores sugieren que puede ser el pariente más cercano de los artrópodos, una gran familia a la que hoy pertenecen más de un millón de especies, en su mayoría insectos.
Este «cactus rampante» compartía muchas de sus características con los lobopodios, un grupo de organismos parecidos a gusanos con patas que florecieron en el Cámbrico, la época de la Tierra en la que se produjo la gran explosión de la vida y, repentinamente, se distinguieron organismos pluricelulares complejos. Sin embargo, esta especie poseía algo distinto a sus congéneres que la convierten en algo único: sólidos apéndices con elementos articulados. Estos apéndices la hacían más parecida a los artrópodos modernos que cualquier otro ser de la época registrado hasta ahora. En su descripción, los científicos citan un cuerpo blando de seis centímetros compuesto por nueve fragmentos, ausencia de boca, diez pares de espinas robustas y lo más llamativo, unas patas rígidas que parecen articuladas.
Los investigadores creen que es probable que las extremidades de esta criatura se endurecieran antes que el cuerpo, una forma de evolución que, de momento, no se puede extrapolar a todos los artrópodos.
Fuente: ABC Mundo
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