
El primer chorro en la nebulosa de Cangrejo, el impresionante remanente de una supernova que explotó en 1054, se observó en 2007, poco después de que el satélite fuera lanzado al espacio, pero entonces los científicos creyeron que la sonda había cometido un error. El fenómeno se repitió en 2009 y fue confirmado por la NASA. El pasado mes de septiembre, sucedió de nuevo. Ya no había lugar a dudas.
El origen de estas explosiones puede encontrarse en el centro de la nebulosa, donde se encuentra un púlsar -una estrella de neutrones que rota 30 veces por segundo-, que produce un viento electromagnético muy energético de ondas y partículas. El estudio de este fenómeno explosivo es muy difícil, razón por la que el proceso aún no es muy bien comprendido por los astrofísicos, aunque los investigadores creen que, en el Cangrejo, se produce uno o dos veces al año.
Cegar un telescopio
La energía proveniente de la nebulosa es enorme, incomparablemente mayor a la que nunca obtendrá el Gran Acelerador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés). La explosión de rayos gamma más violenta jamás registrada por el hombre alcanzó la Tierra el pasado 21 de junio. Después de cruzar una distancia de 5.000 millones de años luz, la ola de energía procedente de la explosión, probablemente la de una gran estrella convirtiéndose en un nuevo agujero negro, impactó contra los delicados sensores del telescopio espacial Swift y los dejó ciegos durante unos instantes. Los científicos quedaron desconcertados durante días.
Las grandes explosiones de rayos gamma generalmente ocurren en la lejanía del espacio exterior, posiblemente cerca de los agujeros negros o de otros fenómenos cósmicos de alta energía, aunque a mediados de los 90, los científicos también descubrieron que podían provenir de nuestro propio planeta y ahora han conocido que se originan durante las tormentas, justo encima de nuestras cabezas.
Fuente: ABC Noticias
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